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Efectos de las enfermedades no transmisibles en el desarrollo

Mirta Roses Periago, Directora Organización Panamericana de la Salud
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From "The G20 Cannes Summit 2011: A New Way Forward," edited by John Kirton and Madeline Koch,
published by Newsdesk Media Group and the G20 Research Group, 2011
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El costo económico de las enfermedades no transmisibles (ENT), concretamente el cáncer, la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y las enfermedades respiratorias crónicas, ascenderá a más de US$ 30 billones en los próximos veinte años debido a los costos sanitarios, la pérdida de productividad y los gastos médicos personales, según un estudio reciente del Foro Económico Mundial y la Universidad de Harvard. Esa carga equivale aproximadamente al PIB total actual de las cuatro economías más grandes (Estados Unidos, China, Japón y Alemania) y representa casi dos veces y media la producción anual conjunta de Brasil, Rusia, India y China (grupo BRIC).

En la Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la Prevención y el Control de las ENT, celebrada en la ciudad de Nueva York el 19 y 20 de septiembre del 2011, los líderes mundiales reconocieron debidamente los devastadores efectos económicos y sociales de las ENT. Se alcanzaron compromisos internacionales para reducir los factores de riesgo de las ENT y formular políticas, programas y estrategias más robustas a fin de prevenir y controlar esta previsible calamidad.

Ahora el reto consiste en poner en práctica las políticas y los mecanismos de seguimiento apropiados para pasar de las declaraciones a la acción, y con rapidez, ya que cada año alrededor de 36 millones de personas mueren a causa de las ENT, a menudo prematuramente, lo cual afecta la productividad y presiona los presupuestos nacionales destinados a la atención de la salud. Al mismo tiempo, se prevé que el número de personas afectadas por las ENT aumentará considerablemente debido al crecimiento y el envejecimiento de la población, lo que crea mayores presiones fiscales y el riesgo de sufrir retrocesos en los logros de salud pública obtenidos con arduo trabajo.

Afortunadamente, hay varias intervenciones de salud pública de bajo costo y eficacia comprobada que son un “negocio redondo” para reducir el impacto previsto de las ENT. De hecho, con una pequeña inversión de US$ 1 a US$ 3 por persona al año, se puede aplicar un conjunto básico de estrategias contra las ENT, tal como muestra un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Entre estas intervenciones ventajosas se encuentran el control del tabaco, la reducción del consumo de sal, los exámenes para detectar el cáncer cervicouterino y el tratamiento combinado de medicamentos para las personas con alto riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Estas medidas tienen muy buen rendimiento desde la perspectiva de salud pública y también desde la perspectiva económica.

Sin embargo, las causas subyacentes de esta pandemia silenciosa no las puede abordar exclusivamente el sector de la salud. El tabaquismo, la obesidad, la inactividad física, los regímenes alimentarios insalubres y el consumo nocivo de alcohol solo se reducirán mediante políticas públicas que contemplen acciones concertadas de varios sectores del gobierno, en particular la agricultura y la ganadería, el transporte, la educación y el comercio, actuando de forma sincronizada con el sector privado, organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil.

Esta es precisamente la razón por la cual las Naciones Unidas decidieron abordar las ENT, la segunda vez que se trata un problema de salud en un foro de tan alto nivel después de la infección por el VIH/sida. Claramente, las ENT son una prioridad común a todos los países, independientemente de su tamaño, ubicación geográfica, características demográficas o desarrollo económico, por lo que juntos se han comprometido a abordar este problema ahora, antes de que sea incontrolable.

La declaración política aprobada hace un llamamiento a la OMS para que establezca un marco integral de vigilancia mundial, con un conjunto de indicadores, y para que recomiende un conjunto de metas voluntarias a nivel mundial para fines de 2012. Asimismo, insta a los Estados Miembros a formular o reforzar las políticas y los planes nacionales en materia de ENT para el 2013, y al Secretario General de las Naciones Unidas a que haga un examen y una evaluación integrales en el 2014 del progreso realizado.

En la Cumbre de Cannes, el G-20 debería partir de los avances efectuados en esa Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas y plasmarlos en cambios y acciones visibles y concretos dentro de las naciones y las comunidades, mediante la formulación o el fortalecimiento de políticas públicas que transformen los ambientes físicos y sociales en espacios protectores que cuiden y fortalezcan la salud y el bienestar. En particular, esta Cumbre debería examinar y tratar las opciones para avanzar en aspectos específicos de la declaración política que requieren: 1) el fortalecimiento de la cooperación internacional para apoyar los planes nacionales en materia de ENT; 2) el cumplimiento de compromisos relacionados con la asistencia oficial para el desarrollo que puedan tener un efecto multiplicador en la prevención y el control de las ENT; y 3) el fomento de la participación de segmentos fuera del ámbito de la salud, entre ellos el sector privado y la sociedad civil, en las alianzas para reducir las ENT.

El G-20 puede tener una gran influencia en las iniciativas de desarrollo y en otras formas de cooperación internacional, incluidas las alianzas de Sur a Sur, así como un efecto multiplicador para abordar la prevención y el control de ENT, especialmente en lo que se refiere a las inversiones en intervenciones que son un “negocio redondo”, como el aumento de los impuestos sobre el tabaco y el alcohol.

Aunque en la reunión de las Naciones Unidas se promovió eficazmente la causa mundial de la lucha contra las ENT, será necesario aumentar la conciencia en otros foros mundiales a fin de incorporar mejor la respuesta a las ENT en la agenda del desarrollo. Con las ENT a la vanguardia de las deliberaciones sobre el desarrollo, la OPS y la OMS tendrán la oportunidad de mejorar la colaboración entre organismos de las Naciones Unidas, como la FAO, el FNUAP, ONU-Mujeres, el ONUSIDA, el PNUMA, ONUDI, el UNICEF y el PNUD, así como con el Banco Mundial y otras organizaciones internacionales, ayudando así a combinar sinérgicamente los esfuerzos e integrar las ENT en las iniciativas mundiales de salud pertinentes.

La labor local de promoción de la causa y la acción son aun más cruciales en este momento para generar la energía necesaria a fin de detener con rapidez la epidemia de ENT. Es necesaria la movilización social para la prevención y el control de las ENT. La iniciativa de la Semana del Bienestar, puesta en marcha por la OPS y el Foro Económico Mundial en colaboración con alcaldes de 24 ciudades; la campaña “Capta el mensaje”, de la Coalición Caribe Saludable; el llamamiento mundial de la Alianza contra las ENT; y las iniciativas de bienestar en el lugar de trabajo adoptadas por muchas empresas son algunos ejemplos de la movilización social cada vez mayor en esta esfera.

Se insta al G-20 a que asuma un papel protagónico en el movimiento social contra las ENT promoviendo la consideración de la salud en todas las políticas. Los esquemas actuales de consumo y urbanismo son insostenibles, pero tenemos los conocimientos técnicos y la capacidad para mejorarlos. Eso es crucial para fomentar el bienestar de las poblaciones, aliviar las presiones fiscales causadas por el costo creciente de la atención de salud, y preservar y estimular la productividad, todo lo cual representa condiciones necesarias para impulsar un desarrollo socioeconómico generalizado y sostenido.

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